Saturday, 22 March 2014

"Renoir" por Gilles Bourdos

“Cuando la guerra haya acabado, haremos Cine.”


Una mujer en bicicleta por un camino rodeado de árboles. Atraviesa una verja y se encuentra con un niño. Ella le pregunta por la casa de Renoir, y él le acompaña hasta la puerta, no sin antes desvelar que la patrona ha muerto. 

Así es como comienza Renoir (2012); el film dirigido y coescrito por el francés Gilles Bourdos. Con esta película, llegó a competir en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes.

Como podemos deducir por su título, Renoir se centra en una etapa concreta de la vida del conocido pintor impresionista. Concretamente, desde el momento el que conoce a su última modelo, Andree Heuschling.

En esta relación intervienen de algún modo otros personajes; espacialmente Jean Renoir, el hijo del artista, que llega de la guerra y tendrá que decidir si volver a la contienda o seguir el camino del amor.
“Toda mi vida, he estado apretado de complicaciones. Hoy en día, simplifico.”

Los temas que se tratan son básicamente el arte, el amor y la personalidad de los artistas. También se puede leer entre líneas una reflexión sobre la guerra.

Si hablamos de la puesta en escena, nos encontramos ante uno de los aspectos más notables. Está especialmente cuidada artísticamente. Quizás la realización se podría haber acercado más a la estética del impresionismo.
El guion también es fundamental en este largometraje, pues sobre él se sustentan el resto de elementos. Es curioso que se haya decidido mostrar solo un segmento de la vida del pintor en vez de haber recurrido al clásico repaso por los momentos más relevantes, pero eso es precisamente lo que la hace más original.

También es eminente la dirección de fotografía, que se basa fundamentalmente en la utilización de colores e iluminaciones muy naturales. Destaca el verde de la naturaleza, la cual también aparecía en la mayoría de obras de Renoir; además de la iluminación blanca.
La música, llevada a cabo por Alexandre Desplat, es un buen complemento a las imágenes y diálogos, y hace que de alguna manera el relato se cohesione.

El resultado obtenido no habría sido posible sin un buen elenco. Michel Bouquet da vida al personaje central, Auguste Renoir, de forma magnífica; y el papel de su hijo Jean Renoir lo interpreta Vincent Rottiers.
No nos podemos olvidar del pequeño Thomas Doret como Coco ni de Christa Theret como Andrée Heuschling.

En definitiva, casi se podría afirmar que cada fotograma de Renoir podría ser un cuadro por sí mismo, porque realmente se nos presenta con una gran belleza tanto en su forma como en su contenido. Merece la pena adentrarse en el mundo del artista durante algo más de una hora y media que dura.

“La pintura no se explica, se mira.”


LAS OPINIONES SON RESPETABLES PERO DEBATIBLES

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