“Pero yo sigo enamorado de igual manera de esta ruina encantadora.”
Una joven está en un cementerio y se acerca al monumento de un escritor.
En sus manos, encuentra una memoria de El autor. Ella comienza a leer un
capítulo sobre un viaje que hizo al Gran Hotel
Budapest. Entonces, el autor se encuentra con Zero Moustafa, el
propietario del grandioso edificio y comienzan a conversar.
Comienza así la película El Gran Hotel Budapest (2014),
escrita, dirigida y coproducida por Wes
Anderson, autor de obras de renombre como Fantástico Sr. Fox (2009) o Moonrise
Kingdom (2012).
#ElGranHotelBudapest es una exquisitez cinematográfica. Imposible no disfrutar de su estética, su guión y sus actores. El mejor Wes Anderson
— Iago Fafián (@Jack_SF) March 27, 2014
The Grand Budapest Hotel trata de las vivencias de Zero
Moustafa en diferentes etapas de su vida, y siempre alrededor del hotel que da
nombre a este filme; comenzando como auxiliar de botones.
Por supuesto, la aparición de Monsieur
Gustave H. es la que determina el porvenir de Zero, pues el joven entra en el hotel y
recibe lecciones partiendo de cero. A partir de entonces comenzará una entretenida
aventura.
#ElGranHotelBudapest es narrativa y visualmente apabullante. Frenética, entretenida y repleta de humor que no te dejará indiferente.
— Machanguito (@BlasA_Corujo) March 27, 2014
Dejando a un lado la trama, nos centramos en lo más interesante; la realización, un aspecto que caracteriza e
identifica las películas de Wes Anderson hasta el punto de conseguir un estilo definido.
“Su mundo había desaparecido mucho antes de que él llegara.”
Uno de los elementos que se repiten a lo largo de su filmografía son los encuadres perfectamente medidos, y en su
gran mayoría simétricos. Cada
plano está perfectamente pensado y medido.
No hay un solo personaje, escenario, diálogo o acorde que no sea perfecto en #ElGranHotelBudapest
— Inés Gonzalez (@gadolinho) March 27, 2014
En el caso de esta película, a eso también hay que añadirle la utilización
de diferentes formatos de
imagen con un fin expresivo, lo cual es algo realmente
recurrente a lo que no estamos acostumbrados.
Vemos el formato 4/3 (casi
cuadrado) en aquellas escenas en las que la historia pertenece al pasado,
mientras que el formato
panorámico se usa para informarnos de que el tiempo de la historia es
el presente.
Original en su historia, original en su fotografía, original en su formato, brutal en su reparto, sensacional película #ElGranHotelBudapest
— Antonio S. Sánchez (@tonissanchez) March 27, 2014
En guion también se
presenta como otro aspecto atractivo, no tanto por lo que cuenta sino por cómo
lo cuenta. Se trata de historias
entrelazadas entre sí que tienen un hilo conductor, y ese hilo es
precisamente el Gran Hotel Budapest.
“La trama se enreda, como dicen.”
Dicho guion está dividido en cinco actos, como las
obras teatrales de la época. El humor que utiliza es tan exquisito como los
pasteles de Mendl’s que
fabrica Agatha.
Además, el guion se adereza con situaciones aparentemente absurdas o impredecibles. A ello
hay que sumarle un vocabulario digno del romanticismo, especialmente el que
utiliza M. Gustave.
Qué maravilla #ElGranHotelBudapest, me lo he pasado genial viéndola. Visualmente espectacular, bso deliciosa y una historia muy divertida.
— María José Agudo (@Mary_Agurod) March 26, 2014
Por otra parte los personajes de este
film son de lo más pintoresco, y los actores
que
les encarnan hacen que esto se magnifique. Se trata de un reparto extenso, y con nombres muy reconocidos.
Encontramos a Ralph
Fiennes en el papel de Monsieur Gustave H. y a F. Murray Abraham como Mr. Moustafa, y la juventud
de este personaje la representa el prometedor Tony Revolori.
Mención especial merece la irreconocible Tilda Swinton y el impresionante trabajo de caracterización que
lleva encima.
#ElGranHotelBudapest es una delicia. Exquisito acabado, excelente ritmo que apenas decae, y un estupendo Fiennes en medio de un gran reparto
— Javi Lacomba (@javiyuris) March 26, 2014
No podemos pasar por alto el excelente diseño de producción, gracias al cual nos transportamos al peculiar mundo
de Wes Anderson. Las localizaciones son asombrosas, y el uso que se hace de
ellas también lo es.
En definitiva, no podríamos decir si El Gran Hotel Budapest supera a Moonrise Kingdom, pero lo que sí afirmamos
es que supera la calidad y la originalidad media de las películas actuales.
“Es una obra maestra. El resto de esta porquería no vale nada.”
LAS
OPINIONES SON RESPETABLES PERO DEBATIBLES
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