Tuesday 4 February 2014

"La gran estafa americana" por David O. Russell

“A veces tienes que dejar que algo acabe para que algo empiece”

Irving Rosenfeld trata de tapar su calvicie adhiriéndose pelo a la cabeza. A continuación va al encuentro de su amante, Sydney Prosser, y al agente Richie DiMaso. Irving discute con Richie por haberse tirado a su mujer. Después cogen un maletín lleno de dinero para ofrecérselo al jeque.
“¿Alguna vez has tenido que sobrevivir sabiendo que tus opciones eran malas?”


Ese es el comienzo del largometraje que empezó titulándose American Bullshit (chorrada americana) y que finalmente se llamó American Hustle (2013), o en español La gran estafa americana. Esta película está dirigida por David O. Russell, quien también llevó a cabo recientemente la aclamada El lado bueno de las cosas (2012).

Este largometraje trata de las peripecias de Irving, un estafador que conoce a la stripper Sydney Prosser y juntos se proponen llevar a cabo una gran estafa. En ese momento topan con el agente del FBI Richie DiMaso, que lejos de detenerlos, les propone un plan para atrapar a otros grandes estafadores y acabar así con la corrupción.

A partir de entonces se dedicarán a ese cometido, topándose, entre otros, con Rosalyn, la mujer de Irving, con quien tuvo un hijo, y de la que ahora trata de separarse.

Todo este entramado sirve para tratar temas como la amistad y en el lado opuesto la infidelidad y la traición, además de la ambición y el ansia de dinero.

Lo que merece subrayar de la realización de esta cinta son los movimientos de cámara dinámicos y uniformes, de forma que el espectador no se aburre de ver un mismo plano pero tampoco se apabulla con movimientos irregulares típicos de la cámara en mano.

Llaman la atención en este sentido los numerosos planos que hay a lo largo de la película en los que se hace un zoom o travelling hacia alguno de los personajes. Parece utilizarse como recurso de estilo, pero puede que acabe siendo un tanto repetitivo. Por lo demás, la puesta en escena no tiene mucho de especial.

La fotografía, dirigida por Linus Sandgren, es bastante básica, predominando los complementarios azul y naranja o marrón. A parte de eso, no tiene mayor interés ni parece estar demasiado cuidada.


Lo que sí está seleccionado con esmero es el cásting. El protagonismo se reparte entre varias interpretaciones. En el papel de Irving, encontramos a un pesado Christian Bale (hablando de peso), con un trabajo demoledor.

Bradley Cooper llega prácticamente al mismo nivel en el papel del agente de FBI. Amy Adams, por su parte, da la talla en su papel de seductora. Y Jennifer Lawrence sube el nivel haciendo de Rosalyn.

Es interesante remarcar los dos niveles de relación que hay entre los personajes. El primero es entre los que se acaban de mencionar, donde hay cercanía y complicidad; y el segundo es el de las relaciones entre esos personajes con los demás.

No hay que olvidarse del gran trabajo de maquillaje y peluquería y el de vestuario, ya que son realmente los únicos elementos que nos transportan a la época en la que se desarrollan los hechos. Especialmente, el aspecto de Christian Bale, Bradley Cooper y Jennifer Lawrence no tienen desperdicio.
En cuanto a la música, la llevó a cabo Danny Elfman, e incluye temas memorables de Elton John, The Bee Gees o Electric Light Orchestra, entre otros.

Como dato de curiosidad, se ha hecho un evidente homenaje a Tarantino por el famoso plano del maletero del coche; aunque en este caso no parece demasiado oportuno, sino más bien un guiño para tratar de ganarse a los más cinéfilos.

En definitiva, a pesar de encontrar elementos atractivos (especialmente el reparto), el interés en esta película se ha sobredimensionado. Eso sí, un momento estelar de la película es la escena en la que el personaje de Jennifer Lawrence canta la canción Live and let die.

Así es como funciona el mundo; no en blanco y negro como dices tú.” La gran estafa americana



LAS OPINIONES SON RESPETABLES PERO DEBATIBLES

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