Monday, 10 February 2014

Lo que pasó en los Premios Goya 2014


La edición vigésimo octava de los Premios Goya tuvo lugar en el hotel Auditorium de Madrid el domingo 9 de febrero. La gala fue presentada por Manel Fuentes, aportando un tono cómico como es habitual, pero sin llegar a conquistar al público.

A las 20.00h aproximadamente comenzaron a desfilar los famosos por la alfombra roja.
A la entrada, se reunieron varios colectivos para hacer sus reivindicaciones, como los trabajadores de Coca Cola, miembros de la asociación contra los deshaucios o los figurantes.

Si bien los dos primeros no tenían relación con el Cine propiamente dicho, los últimos si hicieron la reivindicación en un lugar y momento oportuno.

Una de las primeras en aparecer fue Inma Cuesta, afirmando que estar nominada había sido toda una sorpresa para ella.

Javier Cámara ya declaraba ante las cámaras que “todos deseamos tener un premio en nuestras vitrinas”. Su tocayo, Javier Bardem, aparecía de la mano de su madre, Pilar Bardem. El actor expuso que “estamos muy orgullosos de lo que hacemos”, y más tarde, en la gala, diría que “los ciudadanos siempre están por encima de los políticos.”

Por su parte, Marián Álvarez, que estaba nominada por su papel en La herida, confesó que no había recibido ninguna oferta de trabajo a pesar de haber sido reconocida con un galardón en el Festival de San Sebastián.

El director de La gran familia española, Daniel Sánchez Arévalo, dijo: “si me voy de vacío, igual que dan collejas”.

Fue llamativa la ausencia del Ministro de Cultura, José Ignacio Wert, pues en todas las anteriores galas de los premios, ha estado presente el correspondiente ministro, como es de esperar. Algunos de los asistentes comentaron –y criticaron- esta ausencia con palabras tan acertadas como estas: “si el ministro de defensa no fuese al desfile de las fuerzas armadas, su jefe lo despediría al día siguiente.”

Las ausencias que sí estaban escusadas fueron las de Alex de la Iglesia, Adriana Ugarte o Quim Gutiérrez, entre otros.

Comenzando ya la gala, el presentador hizo primero una introducción para pasar después a conceder algunos de los premios.

Enrique González Macho, presidente de la Academia, lazó un mensaje correcto pero sin olvidar las reivindicaciones de apoyo al Cine. Se quejó de que “seguimos sufriendo la injusticia del IVA cultural”, y manifestó que “hacer una película en nuestro país es un auténtico acto heroico.”

Los premios a cortometrajes fueron extremadamente acelerados, sin darles la importancia que se merecen, y con algunos comentarios que sugerían desprecio.

Por otra parte, la sesión fue amenizada por los ya típicos sketches en los que el presentador se mete en las películas para hacer una parodia de las mismas. También se incluyó una ficticia categoría de películas que no llegaron a hacerse.

Jaime de Armiñán se extendió en su discurso al recibir el premio honorífico, pero nos quedamos con esta frase que pronunció entre otras tantas: “¡Viva la jota, viva Aragón y viva el Cine español!”

Con todo esto, la gala tuvo una audiencia moderada, con tres millones y medio de espectadores, un dato inferior al de los últimos cinco años. Si el año pasado se consiguió un 23,3% de share, este año ha caído hasta el 19,8%.

En definitiva, los Premios Goya reconocieron el trabajo de Vivir es fácil con los ojos cerrados, hicieron justicia con Javier Cámara, ni se habló de Los amantes pasajeros, prácticamente se olvidaron de películas como 15 años y un día o Caníbal, y a Daniel Sánchez Arévalo le debieron dar alguna que otra colleja.

Eso sí, la buena noticia es que tras el éxito entre la crítica de Vivir es fácil con los ojos cerrados, ya han anunciado que será reestrenada para darles una segunda oportunidad a los que se la perdieron, o a los que quieran volver a verla en la gran pantalla.


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