“Pase lo
que pase, no abandonéis el camino.”
Las calles de una ciudad. Lluvia. Entra Gandalf en una taberna, y se
acerca a la mesa en la que está sentado Zorin, el heredero al trono. Le pide
que reúna a los siete ejércitos, pero solo una joya puede unirlos, y esa joya
la tiene Smaug.
Así comienza el largometraje El Hobbit: La desolación de Smaug (2013),
dirigido por Peter
Jackson; concebido como la segunda parte de la trilogía de El
Hobbit, y que a su vez sucede a la trilogía de El Señor de los Anillos; al menos
en cuanto al orden de producción.
La trama cuenta las
aventuras que viven Gandalf y los
suyos para tratar de encontrar una joya blanca y única, la Piedra del Arca, y que tiene el poder de reunir a
los siete ejércitos. Para ello, tendrán que atravesar el Bosque Negro, además de múltiples obstáculos,
y, sobre todo, enfrentarse al descomunal dragón Smaug.
Por lo menos merece la pena por los paisajes de Nueva Zelanda y sobre todo ver a Smaug. #ElHobbit
— Soy Un Gómez (@PabloGomezS71) December 24, 2013
En cuanto al tema, aquí se
transmite la historia interior de superación de Bilbo,
además de la amistad y la traición.
¿En qué momento hemos permitido que el mal sea más fuerte que nosotros?
El guion, por otra
parte, sigue el esquema clásico del viaje del
héroe; comienza en el mundo ordinario, hay una llamada a la
aventura, el protagonista percibe el peligro de lo desconocido y se siente
indeciso, entra el mentor del héroe, que en este caso sería Gandalf, para
alentar al protagonista; se traspasa el umbral, que aquí sería la Puerta
Élfica, se suceden los peligros, amigos y enemigos; se pasa al segundo umbral
que sería el acceso a la Montaña Solitaria; la prueba suprema que es la
confrontación con Smaug; la consecución del objeto preciado que es la Piedra
del Arca, el camino de vuelta y finalmente la resurrección.
#ElHobbit es una buena película, mejor que la primera sin duda. Entretenimiento, ritmo y espectacularidad. Le pesa de nuevo su extensión.
— Ángel Íñiguez Pérez (@ADIniguezPerez) December 24, 2013
La realización
simplemente trata de ser espectacular con el más puro estilo de blockbuster y sin grandes afanes artísticos. Sí
llama la atención la estética que se le ha dado al Mundo de las Sombras, donde
aparece un mundo cercano a lo onírico.
En relación con esto está el tema de la imagen digital, que merece la pena tratar porque está muy presente
en esta película de ficción. La utilización de cromas y la inclusión de efectos especiales e imagen
digital en postproducción es algo constante.
Peter Jackson como me has decepcionado...#elhobbit
— Elena Martinez (@elemarles) December 25, 2013
Eso es algo que no sorprende en una producción de este tipo, pero el problema
llega cuando esa utilización es exagerada. Se combina la imagen real con la imagen
sintética, pero hay una barrera entre ambas que las separa de forma
visible. Es decir, que hay una gran diferencia a nivel visual entre las escenas
rodadas en un plató (a veces con decorados un tanto artificiales) y las
imágenes captadas en escenarios reales, que en este caso suele coincidir con
los paisajes naturales; y esto hace que la película pierda verosimilitud.
Además, hay otro aspecto que exacerba esa sensación de pérdida de la
verosimilitud, que a veces incluso puede hacer que el espectador se salga del
relato. Un ejemplo es la escena de
los barriles en el río, donde el director parece haberse recreado
hasta el punto de convertirlo en algo excesivo y estrambótico.
Vista 'La desolacion Smaug' no me ha parecido tan mal como me la habian puesto... Ahora otro año de espera... #ElHobbit
— Laura Ortiz Gómez (@LOrtizGomez) December 25, 2013
Eso no es todo. El vocabulario de algunos
personajes es absolutamente actual, y la historia no lo es; con lo que se crea
un desbarajuste que confunde al espectador una vez más.
El aspecto descomunal y terrorífico de Smaug contrasta radicalmente con el léxico que utiliza. Dejando a
un lado el hecho de que un dragón hable, es más que extraño que utilice
palabras como “llorica”, por mencionar un ejemplo.
Por el contrario, algo muy positivo es la historia que se cuenta, ya que
se trata de un relato complejo que construye un mundo extenso de fantasía con
personajes y lugares casi fantasmagóricos; pero todo esto es mérito del escritor del libro original, J. R. R.
Tolkien.
Vale que yo soy una incondicional de Tolkien y de su universo, pero a mi El Hobbit la Desolación se Smoug me ha gustado! #ElHobbit #LeDoyUn7
— FilmLover (@FilmLover5) December 25, 2013
La dirección de arte es otro de
los grandes aciertos, y en este casi sí, de la película. O al menos, si no es
acierto, es remarcable por el gran trabajo que supone construir y diseñar todos
esos decorados, la mayoría a tamaño real, y basados en una historia que no se
conforma con cualquier puesta en escena. Esgaroth, la Ciudad del Lago, es uno de los mejores ejemplos, aunque
no el único.
Hay que valorar también la labor de la música, que refuerza la imagen para transmitir ciertas sensaciones.
A grandes rasgos, se podría definir esta parte de la banda sonora como épica.
Otro aspecto a comentar es la duración de la
cinta. Aproximadamente dura 160 minutos, y a veces se hace demasiado larga. El libro en el que se basa no es
demasiado extenso y es solo un tomo, mientras que la película se extiende en
tres partes. Obviamente esto se hace como estrategia de marketing para aumentar
exponencialmente la recaudación; y algunos estarán encantados de pagar una
película por triplicado para disfrutar de la experiencia, pero también habrá
quien solo verá una parte por descuido o quien directamente decida no ver
ninguna sabiendo la maniobra estratégica que pretende llenar las arcas de oro,
como el que custodia Smaug.
#ElHobbit es entretenida y poco más. Se pasa de fantástica y de metraje. Claro que sin esto último a ver como da para trilogía
— Abdón Ramiro Vázquez (@AbdonRV) December 26, 2013
En términos generales, se podría establecer que este largometraje es apto
y posiblemente recomendado para los amantes de la saga, muchos de los cuales
también son fans del director; pero es difícilmente digerible para alguien poco
acostumbrado a la ficción, a los efectos especiales, y de forma más general a
las películas comerciales.
En definitiva; El Hobbit: la desolación de Smaug es una
película tan pretenciosa como el tesoro que custodia el dragón; que para
conseguirlo hay que tener mucha ambición, pero es fácil quedarse por el camino.
“Si lo que
dices es cierto, el mundo corre un grave peligro.” El Hobbit
LAS
OPINIONES SON RESPETABLES PERO DEBATIBLES
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